La circulación del COVID-19 llevó a más de 190 países a cerrar sus instituciones educativas, incluídas las de educación superior.
Por lo tanto, esta situación genera la acentuación de las brechas educativas, dificultando el acceso a la educación superior y la permanencia de los alumnos en las universidades.
Es una problemática muy importante para nuestro continente y necesitamos pensar en soluciones para disminuir las brechas educativas existentes en nuestra sociedad, de forma que podamos impulsar el acceso a la educación superior.
En el artículo de hoy vamos a revisar qué son las brechas educativas, cuáles son los factores que las producen y cómo ha influido en ellas la pandemia del COVID-19. Desde Higher Education tenemos el objetivo de impulsar el desarrollo de competencias adquiridas en la educación superior para formar profesionales aptos para el mercado del futuro y es en el marco de este programa que te traemos el artículo de hoy.
Vamos a verlo.
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¿Qué son las brechas educativas?
Las brechas educativas se refieren a las diferencias estructurales existentes entre la población, que tienen un impacto determinante en el acceso y la permanencia de las personas a la educación superior, media e inicial.
Según el portal de la ONG Ayuda en Acción, que desarrolla proyectos de financiación y apoyo social a lo largo y ancho del mundo centrados en la infancia, las brechas educativas son el principal causante de la pobreza. Es evidente que si la desigualdad comienza desde la niñez, la posibilidades de ingresar a la educación superior se verán mermadas.
Desde la ONG reconocen 4 grandes brechas principales que afectan de manera integral al acceso y la permanencia a la educación, incluída la educación superior.
Brecha de inclusión social
Esta es una problemática que se relaciona directamente con los derechos humanos. Da cuenta de los diferentes niveles de acceso y permanencia en la educación superior según factores como el socioeconómico, el género, la etnia, la lengua, o la religión.
Una educación superior inclusiva que quiera solventar estos niveles desiguales de acceso debe preocuparse por ofrecer programas y apoyos específicos para los sectores vulnerados. Las ventajas, incluyen mejores resultados académicos y fortalecimiento de la cohesión social, porque prepara a los alumnos de mejor manera para aceptar la diversidad contra la estigmatización y los estereotipos.
Brecha de género
Se le da a esta brecha de inclusión su atención especial, puesto que no afecta solo a las alumnas sino también a madres, docentes e investigadoras. Si bien en algunos aspectos la educación superior ha superado las dificultades de la desigualdad de género, y nos encontramos con que en muchas carreras el porcentaje de mujeres ha superado el porcentaje de hombres, es un problema que está lejos de ser solucionado, y menos en otros niveles educativos.
En este caso, la brecha de género no se refiere solamente a la falta de acceso a la educación en sus distintos niveles, sino que también influye en otras desigualdades. Entre ellas:
Acceso y permanencia a los distintos niveles educativos
Aquí nos encontramos con factores como la priorización de la educación para el género masculino, los matrimonios a corta edad y la distribución desigual del trabajo doméstico. No solo afectan al ingreso, permanencia y desempeño en la educación superior sino también a la disposición de tiempo de ocio y realización personal.
Valoración desigual de lo femenino y lo masculino en ámbitos educativos
Si bien la educación superior le presta atención a este problema, nos encontramos con ecosistemas educativos enteros que no han modificado sus planes de estudio ni incluído ningún tipo de perspectiva de género. En muchas ocasiones, hay una gran brecha entre las expectativas de lo que la educación le puede aportar a las mujeres y lo que le puede aportar a los varones.
Brecha de participación
No solo son menores los índices de mujeres docentes y gestoras en instituciones de educación superior, sino que en la educación inicial y media las madres participan de mayor manera en las responsabilidades parentales, lo que es una carga extra y genera distribución desigual de las actividades domésticas.
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Brecha económica
Los estudios de la ONU, antes de la pandemia, indicaban que los países de ingresos bajos y medios mostraban una brecha de financiación de más de 1.5 billones de dólares anuales por debajo de los países de altos ingresos. Esto afecta de manera directa a las instituciones de educación superior de los países, y genera una brecha de conocimientos en los profesionales, dificultando la competencia.
Por lo tanto, aumentar los presupuestos nacionales y la cooperación internacional, junto a la puesta en marcha de proyectos de contención social orientados hacia la población vulnerable, son una serie de medidas que nuestro continente debe tener en cuenta para asegurar el acceso universal a la educación.
Brecha digital
La brecha digital es consecuencia y efecto de la brecha económica. Las diferencias en el acceso a elementos digitales y tecnológicos que acompañen el proceso educativo es una de las mayores brechas educativas.
No solo es una brecha muy importante que encontramos entre los países más desarrollados y los menos desarrollados, sino que también la encontramos de forma interna, según los índices de desigualdad de cada país; y también, distribuida de forma desigual entre las instituciones de educación superior públicas y privadas. Solo en Argentina, el cálculo dió que el 44% de los alumnos que asisten a escuelas estatales no cuentan con dispositivos electrónicos para hacer las tareas.
¿Cuáles fueron las medidas de la educación superior en tiempos de pandemia?
Según el informe de la Comisión Económica para Latino América y el Caribe (CEPAL), la pandemia del COVID-19 no hizo más que acentuar las problemáticas de nuestro continente, dado que “la situación social en la región se estaba deteriorando, debido al aumento de los índices de pobreza y de pobreza extrema, la persistencia de las desigualdades y un creciente descontento social”. Según el informe, la cantidad de alumnos afectados, incluyendo educación superior, media e inicial, contempla un total de más de 165 millones de estudiantes.
Ante la situación, las instituciones educativas del continente que el estudio investiga desplegaron tres respuestas principales:
- Despliegue de modalidades de aprendizaje a distancia, mediante la utilización de una diversidad de formatos y plataformas, con o sin uso de tecnología
- Apoyo y movilización de personal y comunidades educativas
- Atención a la salud y el bienestar integral de las y los estudiantes.
Dentro de la primera, que es la que nos interesa, las instituciones de educación superior y otros niveles, han llevado a cabo una serie de acciones con el objetivo de mantener la continuidad de los estudios a distancia. Los enlistamos, siendo el primero el que más países han accionado, y el último el que menos.
- Instrumentos de aprendizaje a distancia (29)
- Aprendizaje fuera de línea (28)
- Transmisión de programas educativos por televisión o radio (24)
- Plataformas en línea de aprendizaje a distancia (23)
- Recursos dirigidos a docentes (18)
- Entrega de dispositivos tecnológicos (15)
- Aprendizaje en línea (8)
- Clases en línea en vivo (4)
En la lucha contra la brecha digital, cabe destacar el esfuerzo de algunos de los países del continente (8 de los 33 estudios) que contemplan la entrega de dispositivos tecnológicos para implementar la actividades de educación a distancia, como esfuerzo para construir condiciones y factores que posibilitan el acceso a la educación.
Se la misma manera, 14 de las naciones investigadas llevaron adelante estrategias que combinaban la provisión de recursos con la capacitación docente, orientada a proveer herramientas que faciliten el uso y el manejo de tecnologías de información y comunicación (TIC), entendidas como facultades necesarias para asegurar la continuidad de la educación superior y media en la modalidad virtual.
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La brecha digital en nuestro continente
Una de las preocupaciones mayores del estudio de CEPAL es la brecha educativa que concierne a las diferencias en el acceso a recursos digitales.
Los esfuerzos de las políticas educativas durante los ‘90 tenían el objetivo de mejorar los resultados de aprendizaje y enseñanza en instituciones de educación superior y media. A partir de los 2000 se empezó a priorizar el objetivo de dar acceso a los estudiantes a equipamiento, prestando atención a la brecha económica como principal causante de la brecha digital interna.
En los últimos años, con la expansión del entorno digital, las políticas han dirigido su atención a la generación de competencias digitales en la educación media y superior. Pero, aunque la región ha avanzado en la reducción de la brecha digital, aún persisten tendencias y estadísticas que tienen profundas consecuencias en las oportunidades laborales y en el acceso y permanencia a las instituciones educativas.
Los estudios de CEPAL dan cuenta de que en América Latina, alrededor de un 50% de las personas que viven en áreas urbanas cuentan con acceso a internet, en comparación de un 14% de quienes viven en áreas rurales. Aunque esto puede dificultar el acceso a la educación, son cifras que no tienen en cuenta el acceso a través de un dispositivo móvil, en cuyo caso tendríamos unas estadísticas diferentes.
Los resultados de la evaluación PISA de 2018 para la región también son considerables: solo un tercio de los estudiantes evaluados contaba con software educativo, en comparación con el resultado (más del 50%) que entregó la evaluación en los países que conforman el OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos, de la que forman parte, de nuestra región, Chile y México)
Pero la gran dificultad para la educación superior y media de nuestro continente se deriva de la brecha digital causada por la brecha económica. El número total de acceso a un dispositivo de computador portátil alcanza el 57% de los estudiantes.
Pero el estudio divide 4 cuartiles sociales., siendo el cuarto el socioeconómica y culturalmente mejor posicionado, y el primero el más vulnerable. Así nos encontramos con que entre un 70% y un 80% de estudiantes del cuarto cuartil cuentan con por lo menos una computadora en el hogar, frente a un 10% y 20% del primer cuartil.
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Es evidente que la desigualdad en el acceso a oportunidades educativas por vía digital aumenta las brechas educativas preexistentes y dificulta el acceso y la permanencia en las instituciones educativas de las poblaciones vulneradas, dificulta la socialización y la inclusión en general.
Es menester entender estas brechas desde una perspectiva múltiple, porque no es solo una diferencia en el acceso al equipamiento, sino también al conjunto de habilidades que se necesitan para poder ingresar, permanecer y egresar de una institución de educación superior.
Prepararse a mediano y largo plazo para combatir las brechas educativas y la brecha digital en particular es una tarea necesaria, para la cual las instituciones de educación superior del continente deben preparar a sus egresados.
Como desde Crehana queremos ayudar a la formación de profesionales preparados para las necesidades del futuro, con las habilidades y las competencias requeridas, es que lanzamos nuestro programa Higher Education.
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