La evaluación de desempeño es una de las herramientas claves para medir el rendimiento de los colaboradores de tu organización. Con ella, no solo sabrás quién está haciendo sus mayores esfuerzos, sino que podrás detectar dónde están los problemas que debilitan el flujo laboral.
Sin embargo, a la hora de llevar a cabo un proceso de evaluación de desempeño laboral, nos encontramos con ciertos factores que debemos evitar. Hay muchos elementos que pueden afectar la evaluación de desempeño y entregar resultados sesgados, y por ende erróneos. Entre ellos, los prejuicios de género.
A ello le dedicaremos el artículo de hoy: veremos cómo las mujeres se ven afectadas negativamente por la evaluación de desempeño. Te vamos a contar cuáles son los sesgos en la evaluación del desempeño que se relacionan con la desigualdad de género, cómo afectan al resultado y cómo evitarlos.
Pensar y crear un mundo más justo y más inclusivo, requiere que pongamos nuestros esfuerzos para transformar muchos elementos. Aún en cosas que uno no se imaginaba alterada por los prejuicios de género, como resulta ser el procedimiento de evaluación de desempeño en una empresa.
Diferencia laboral entre hombres y mujeres
El fomento de la igualdad y la inclusión en las empresas es un tema central del desarrollo del siglo XXI. El boom de la cuarta ola feminista a lo largo y ancho del mundo ha puesto sobre la mesa la importancia de debatir estas cuestiones.
Por eso, podemos decir que si a veces son los prejuicios del evaluador los que generan errores en los resultados de la evaluación de desempeño, otras veces, las fallas en la evaluación del desempeño se derivan de incongruencias en las estrategias de equidad e inclusión.
Como bien sabemos, la igualdad laboral no atañe solamente a las mujeres y a la desigualdad de género: también se refiere a cuestiones de clase, de raza, y de diversos elementos que han dificultado la incorporación de ciertas personas al mercado laboral. Pero hoy nos vamos a concentrar específicamente en los errores que se cometen en la evaluación del desempeño, prestando especial atención a esos que afectan de manera negativa a las mujeres.
Por lo general, las empresas consideran que sus esfuerzos de inclusión laboral se ven satisfechos al aumentar la contratación de mujeres. Pero la cuestión no se termina allí, y las diferencias que encontramos al estudiar los resultados de la evaluación de desempeño desde una perspectiva de género son una prueba de ello.
Si estás aquí porque estás pensando en realizar una evaluación del rendimiento de tu equipo, ¡felicitaciones! Estarás mejor preparado para evitar estos problemas. También te vamos ayudar compartiéndote nuestra plantila de evaluación de desempeño, en la que encontrarás las claves que necesitas para revisar el estado de tu equipo.
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Evaluación de desempeño laboral: prejuicios y errores comunes
Según la reciente investigación de Harvard Business Review, para alcanzar mayores y mejores índices de igualdad de género, es imprescindible que las empresas revisen “las disparidades en la forma en que se evalúa y asciende a los empleados una vez que están en la organización”. Es decir, revisando los procesos de evaluación de desempeño por un lado, de premiación y promoción por otro.
Entonces, si bien se han hecho y se celebran los esfuerzos por la igualdad de género en la contratación, es necesario incorporar estas perspectivas a la retención y el desarrollo. Y uno de los factores claves por los que estos indicadores siguen siendo insatisfactorios, señalan los expertos de la investigación, es el modelo de evaluación de desempeño y promoción con el que las empresas abordan estos tópicos.
Esto se debe a que, en la evaluación de desempeño, resulta especialmente difícil dejar de lado el sesgo de género, uno de los más complicados sesgos de la evaluación de la desempeño. Los métodos de evaluación del desempeño están atravesados por las perspectivas de un mundo laboral, históricamente dominado por los hombres, y dificultan la evaluación equitativa de los y las trabajadores/as.
¿Qué es el sesgo de género?
El sesgo de género, en el caso de la evaluación de desempeño, se refiere a la diferente valoración y calificación que tienen los mismos resultados y comportamientos, entre los hombres y las mujeres, siendo los primeros los beneficiados y las segundas las que se ven afectadas de manera negativa.
Es decir, lo que genera el sesgo de género en una evaluación de desempeño, es que por la misma actividad, un hombre reciba más crédito que una mujer.
Es evidente que esto no ayuda a la brecha de género, sino que la exacerba, a la vez que reduce las posibilidades de crecimiento y promoción de las mujeres que integran la organización y se ven perjudicadas por estas distorsiones en la evaluación del desempeño.
Según la investigación de HBR, esto es especialmente visible en esos sistemas de evaluación de desempeño en los que los empleados se clasifican entre sí. Esto se debe a que los evaluadores suelen estar capacitados, o por lo menos es cada vez más clara la conciencia de la necesidad de que lo estén.
Los investigadores se preguntan “¿Por qué un sistema de evaluación de desempeño aparentemente objetivo e imparcial fomenta la inequidad?”. La respuesta parece ser que estos métodos construyen un entorno laboral competitivo.
Una serie de experimentos sobre grupos de trabajadores intenta ampliar la idea de la competitividad: los hombres se desenvuelven de mejor manera, mientras que las mujeres pierden terreno. En la evaluación de desempeño que llevaron a cabo para las experimentaciones, los participantes masculinos resolvieron casi un 40% más de problemas que las participantes femeninas cuando sabían que iban a ser clasificados y jerarquizados.
Entonces, ¿la evaluación de desempeño muestra que los hombres se desenvuelven más cómodamente en un terreno competitivo? No, y aquí encontramos la importancia del sesgo de género a la hora de evaluar y clasificar. Los investigadores se preocupan de aclarar:
“La diferencia de género causada por los entornos competitivos no puede atribuirse simplemente a la idea errónea de que las mujeres son “naturalmente” menos competitivas que los hombres. Más bien, estos entornos desencadenan sesgos que se construyen socialmente, es decir, la suposición de que los hombres son superiores y que las mujeres deben ser amables con los demás, lo que a conduce a encontrar diferencias de género en el desempeño".
Entonces se combinan, la competitividad masculina por un lado, y el pacto entre caballeros de evaluar positivamente con mayor facilidad a un hombre que a una mujer.
Los principales indicadores de evaluación del desempeño deberían funcionar de la misma manera para hombres y mujeres, y sin embargo vemos que esto no sucede, que las trabajadoras se ven fuertemente desfavorecidas ante los problemas que afectan a la evaluación de desempeño. ¿Qué pueden hacer las empresas y los líderes para cambiar esta situación?
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¿Cómo hacer más equitativos los procesos de evaluación del desempeño?
Una vez que reconocemos sus dificultades, vemos que los grandes desafíos que enfrentan las evaluaciones del desempeño se refieren a la necesidad de quitarse los sesgos que disminuyen su efectividad y alcanzar metodologías que nos permitan hacer una evaluación equitativa.
Las razones se derivan tanto de la necesidad de crear un mundo y una empresa más igualitaria y que brinde las mismas oportunidades a todas las personas. Pero también, reconociendo el crecimiento que tienen las mujeres en el mercado laboral, se debe a que las organizaciones se deben preocupar por contar con los colaboradores más eficientes, sin dejar que ninguna razón externa que no se relacione con su rendimiento, incida en su desarrollo.
Entonces, ¿cómo hacemos que la evaluación de desempeño deje de lado el sesgo de género? Veremos ahora algunos consejos y algunas prácticas necesarias para adecuar estos procesos a un esfuerzo por la igualdad.
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Capacitación y concientización
Sí, es algo evidente, sencillo y claro. Pero nunca nos vamos a cansar de repetirlo: la mejor manera de luchar contra los prejuicios y los sesgos es con estudio y formación. Los líderes deben idear métodos para identificar cómo sus sistemas de evaluación de desempeño están siendo desiguales, y luego pensar en cómo superarlos.
Antes de llevar a cabo el proceso de evaluación de desempeño, debemos pensar en capacitar a los evaluadores sobre estas dificultades.
Ya sea una evaluación de desempeño grupal donde los y las colaboradores/as se evaluarán entre sí, ya sea con evaluadores especializados, debemos estar seguros que conocen estas problemáticas y que cuentan con herramientas para solventarlas.
Pero no solo hablamos de capacitación, sino también de concientización: ¿por qué? Bueno, pues porque el feminismo ha puesto de relieve la palabra empatía, y en este momento ya no solamente pensamos en la evaluación de desempeño.
Aparte de la capacitación, debemos hacerle saber a nuestros empleados las desventajas de los sistemas competitivos y cómo los prejuicios de género dan como resultado constantes formas de discminación hacia las mujeres. Los sesgos en la evaluación de desempeño derivados de prejuicios de género son sólo uno de los tantos efectos del machismo que generan una sociedad más injusta y más desigual.
Estos contextos requieren de líderes capacitados y especializados en un mundo que no deja de transformarse. Realiza nuestro curso de liderazgo en tiempos de cambio, y conviértete en un líder que, por sobre todas las cosas, sabe adaptarse y entender las necesidades de su presente.
Diseñar sistemas de evaluación alternativos
La investigación de Godoy y Mildanic ‘Estereotipos y Roles de Género en la Evaluación Laboral y Personal de Hombres y Mujeres en Cargos de Dirección’ también da cuenta de cómo la evaluación de desempeño se ve sugestionada por prejuicios de género, afectando incluso a mujeres en cargos de dirección, es decir con años de experiencia comprobada.
En las conclusiones, proponen que “la utilización de instrumentos que contengan información explícita y precisa y un número amplio de preguntas y de formas de preguntar, que posibiliten indagar en profundidad diversos aspectos relevantes, es una condición que contribuye a disminuir los sesgos de género en dichos procesos”.
No es el único estudio que entrega estos resultados, hay muchas investigaciones que muestran cómo las encuestas cerradas y/o los cuestionarios suelen disminuir los sesgos de la evaluación de desempeño, en comparación a las entrevistas de preguntas abiertas.
Transformación de los sistemas existentes
Por último, nos encontramos con la posibilidad de modificar los sistemas de evaluación de desempeño existentes y que ya están siendo utilizados en su organización.
Esto se logra con la capacitación arriba mencionada, orientada hacia los estereotipos de género y focalizada en la modificación de los sistemas de evaluación de desempeño clásicos de la empresa.
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La profesional Karla Alncántara, responsable de diversos programas de apoyo a personas con autismo, propone que “Un ambiente inclusivo tiene una cultura de respeto y apoyo para todas las personas, sus prácticas laborales son flexibles, pero buscan el máximo potencial de sus colaboradores y las políticas internas tienen una base de derechos aplicables a cualquier persona”.
Como casi todo lo que se relaciona con estas problemáticas, nos encontramos con consejos, conceptos y elementos que parecen obvios. Pero son componentes que están tan arraigados, que transformarlos requiere de un gran esfuerzo de nuestra parte.
Y también requiere de profesionales y líderes de alta factura, capaces de analizar el presente y tomar decisiones para el futuro. Si quieres ser uno de ellos, te invitamos a revisar los cursos de capacitación en liderazgo que tenemos para ofrecerte. Allí aprenderás todo lo que necesitas para convertirte en un líder excepcional, capaz de llevar tu organización a lo más alto, con conocimiento, precisión y determinación.
¡Hasta la próxima!