A medida que los países van relajando paulatinamente las disposiciones de aislamiento, debemos ser conscientes de que las cosas no pueden, y tal vez no deben, volver a lo que eran antes.
El filósofo alemán Karl Jaspers decía que sólo existimos en compañía del otro: “solo, no soy nada”, afirmaba. En tanto seres sociales, esta experiencia de aislamiento ha trastocado a la humanidad en lo profundo. Ahora, cuando volvamos a las calles y recuperemos el contacto y la comunicación cara a cara, tal vez sea el mejor momento para imaginar cómo deben ser las sociedades en las que nos gustaría vivir.
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Por primera vez en en la historia, el mundo entero se ha visto obligado a detener su funcionamiento normal. El Covid-19 ha evidenciado algunas deficiencias del sistema capitalista y esto, como en crisis anteriores, podría representar una oportunidad para que nos reinventemos como sociedad global e individuos.
Hemos aprendido muchas cosas del aislamiento forzado y no todas son negativas. Las enseñanzas que hemos adquirido en estos tiempos de reflexión deberían ser aplicadas en nuestra vida cotidiana en el futuro o lo que muchos llaman en “la nueva normalidad”. Veamos algunas frentes donde podremos encontrar muchas oportunidades después de la pandemia.
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El medio ambiente
Podríamos empezar por el respiro que ha tenido el medio ambiente sin nosotros. En un momento en el que el cambio climático está llegando a niveles preocupantes por las emisiones de CO2 y gases de efecto invernadero, es la propia naturaleza, por medio de un virus, la que nos ha hecho detenernos, y con esto se han limpiado los cielos, purificado las aguas y liberado animales salvajes en territorios a los que ya no tenían acceso. Sólo era necesario hacer una pausa.
La sanidad pública
Además de esto, el mundo se ha vuelto consciente de la importancia de reclamar un sistema de salud en condiciones. La sanidad pública es deficiente en gran parte del mundo; de los 191 incluidos en el ranking de países que cuentan con cobertura sanitaria, sólo 25 cumplen con la mayoría de las exigencias de la OMS y es momento de que los gobiernos replanteen este sistema y destinen más recursos a la investigación científica y a la seguridad social. Después de la pandemia, sin duda, esta será la principal prioridad de las instituciones pública.
Asistencia médica remota
Otro de los cambios provocados por la crisis de salud pública es que la asistencia médica remota llegó para quedarse. Hemos visto el lanzamiento de plataformas digitales que han transformado sus citas médicas en videollamadas. Seguramente cuando la pandemia sea controlada, este servicio se seguirá ofreciendo, pues ha sido una herramienta de gran utilidad para salvar vidas, es así, que será parte de la nueva normalidad.
Fake News
La pandemia también ha significado un parteaguas en el modo en que circula la información. El consumo de noticias se ha disparado en los últimos meses y, con ello, el contenido pseudoperiodístico, que ha contribuido al alarmismo y la desinformación: las fake news y la infodemia se han viralizado más rápido que el propio virus.
El trabajo remoto llegó para quedarse
También hemos presenciado un nuevo experimento mundial de teletrabajo y educación a distancia. La mayoría de las empresas no habían implementado el modelo de home office aún y se ha demostrado que en gran cantidad de los casos ha resultado un sistema más beneficioso tanto para la empresa y los trabajadores como para el medio ambiente. Es así que hoy ya forma parte de la nueva normalidad.
Es un hecho que los gobiernos tendrán que planear nuevas formas de organización del trabajo e implementar modelos educativos virtuales. Por su parte, las empresas tendrán que desarrollar niveles de adaptabilidad, resiliencia y otras fórmulas de liderazgo, y el mundo entero habrá de encontrar nuevas formas de negociación y de generación y distribución de comida.
Sin duda este momento nos ha servido como sociedad para frenar un momento y pensar. Involuntariamente hemos podido detener la histeria colectiva un instante y darnos cuenta de que ésa no es la única manera de vivir y quizá tampoco la más sana. Si aprendemos de los errores, sin duda saldremos de esta situación siendo más fuertes y mejores.
Ojalá sepamos utilizar esta crisis a nuestro favor y salgamos más fortalecidos de ella como individuos y como sociedad, más allá de nuestras diferencias, y logremos encontrar una vacuna no sólo contra el virus, sino contra el calentamiento global, la inconsciencia, el racismo, el hambre y la apatía. No podemos ser los mismos después de la pandemia, es una oportunidad para encontrar miles de aprendizajes que nos ayudarán a ser mejores, hoy más que nunca.