Pasamos más tiempo desconcentrados en vez de terminar esa tarea que habíamos planificado hacer durante el día. ¡Es momento de armar una rutina!
1. My Precious
A la hora del trabajo tu teléfono es el mayor enemigo, no lo pongas cerca tuyo y si en verdad lo necesitas puedes modificar las apps para que las notificaciones no te distraigan. Ese número en rojo es solo una trampa, no caigas en ella.
2. Identifica tu momento más productivo
Mañana, tarde o noche. Cada uno es más productivo en un momento del día, encuentra el tuyo y organiza tu tiempo para las tareas más complejas. Lo operativo tomará una segunda prioridad.
3. Párate y da una vuelta, te lo mereces
Una rutina debe tener también sus distracciones: mira a tu alrededor, ve por un vaso con agua o revisa ese cómic que compraste pero nunca abriste. Pero eso sí, todo tiene su final, no abuses de tu descanso.
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4. ¿Qué pasó ayer?
¿Qué? ¿Ya te olvidaste cómo te fue? Aprovecha cada día para entender mejor tu proceso de trabajo, identifica los puntos fuertes y los momentos donde no fuiste proactivo. Nunca lo pienses como un día en solitario, esto es un trabajo en conjunto.
5. ¡Esto es una promesa!
Una rutina es, obviamente, una rutina. Es necesario que la empieces en este momento y no la dejes olvidada. Esta es una promesa contigo mismo y debes comprender que va a ser complicado al comienzo, pero muy satisfacorio al final. No te arrepentirás de implementarla.