¿Alguna vez has visto un anuncio publicitario tan exagerado que parecía engañoso? No eres la única persona a la que le pasa, el rol de las falacias en la publicidad todavía es muy debatido. Después de todo, las fronteras entre la persuasión y el engaño pueden llegar a ser muy finas.
En este post reflexionaremos sobre las falacias en la publicidad, su influencia en el marketing, los principales tipos de falacias que podrías encontrarte y cómo detectarlas. ¿Acaso son todo lo que hay? ¿O es solo persuasión malinterpretada? ¿Quieres descubrir la respuesta? Entonces sigue leyendo.
¿Qué es una falacia?
La falacia es un argumento erróneo que se presenta como si fuera correcto. En pocas palabras, es un engaño enmascarado con un razonamiento que, aunque está equivocado, parece verdadero.
Es precisamente el hecho de que la falacia suena razonable lo que la hace tan dañina. Sin embargo, se derrumba con facilidad ante el pensamiento crítico.
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¿Cuál es el papel de la falacia en la publicidad?
Aunque puede parecer que la falacia en la publicidad es algo omnipresente, la verdad es que el marketing por lo general se sirve de la persuasión y de su conocimiento de los consumidores para lograr sus objetivos.
Una empresa no necesita recurrir a la falacia en la publicidad cuando ya tiene más que suficiente para demostrar el valor de su producto. Pero como la diferencia entre persuasión y engaño es tan sutil, tienden a confundirse.
Sin embargo, cualquier negocio puede recurrir a la falacia y conseguir resultados considerables, pero siempre ha sido vista con malos ojos. Tarde o temprano se acaba descubriendo la verdad, sobre todo si vendes productos a miles de personas y estás bajo el escrutinio de las leyes de tu país.
Por eso el papel de la falacia en la publicidad es mucho menor del que parece a simple vista. Parece la mejor amiga del marketing, pero lo que ocurre, simplemente, es que se confunde persuasión con engaño.
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Tipos de falacias usadas en la publicidad
Hay muchos tipos de falacias distintas, estás varían dependiendo de los razonamientos que se usan para respaldarlas. Veamos cuáles son las principales:
1. Falacia ad baculum
Este tipo de falacia es la que usa el miedo para persuadir. La exageración de las consecuencias negativas de una acción, situación o acontecimiento, le da peso al argumento y hace que parezca verdadero.
Por ejemplo, los rumores sobre desplomes de bancos o de determinadas empresas en la bolsa pueden ser una falacia ad baculum, y en este caso es el miedo de las personas a perder su dinero lo que hace que el argumento parezca razonable, aunque no haya pruebas.
2. Falacia ad verecundiam
La falacia ad verecundiam, o falacia de la apelación a la autoridad, es la que usa a una persona reconocida, a un experto u otra figura de autoridad, para darle validez a un argumento equivocado.
Es un tipo de falacia muy convincente porque tenemos la tendencia a confiar automáticamente en individuos con poder, en especial si son famosos o renombrados.
3. Falacia ad hominem
Es la falacia que desacredita o ataca a alguien o algo para demostrar su argumento, por lo general aprovecha sentimientos de rechazo, resentimiento o recelo.
Un tipo de falacia muy empleada en el marketing político, donde los candidatos suelen usar cualquier tipo de argumento para restarle valor a sus oponentes.
4. Falacia ad populum
La falacia ad populum es la que respalda un argumento solo porque muchas personas dicen que es cierto. En la publicidad y el marketing es frecuente verla, las empresas y los negocios suelen asegurar que su producto es mejor que otro solo porque “todo el mundo lo prefiere”, aunque no siempre haya pruebas de ello.
5. Red Herring
El red herring es un tipo de falacia en la que se usa un elemento aislado y sin relación lógica con el argumento para evadir las dudas sobre su razonamiento.
Algunas compañías pueden recurrir a esta falacia en la publicidad, como una forma de escapar de las críticas a sus productos, o eludir preguntas en un momento delicado.
Estos son solo algunos de los tipos de falacias que podrías toparte en la publicidad y el marketing. Sin embargo, como ya te comentamos, no son usadas con la frecuencia que creeríamos, en su lugar las empresas prefieren crear textos publicitarios que persuadan y resalten sus ventajas. Todo lo demás es bastante riesgoso.
¿Para qué sirven las falacias en la publicidad?
Las falacias en la publicidad sirven para impulsar campañas de empresas, darle visibilidad a sus productos y promocionarlos. Son estrategias mucho más agresivas y riesgosas, pues apuestan la credibilidad de la empresa, que se expone al hacer anuncios engañosos.
Hoy en día, las falacias en la publicidad son muy inusuales, las redes sociales e internet han permitido un nivel de escrutinio tal que muy pocas compañías están dispuestas a correr el riesgo de usarlas, por lo que terminan por aplicar estrategias más seguras en sus planes de marketing.
Pero que se usen menos no quiere decir que no existan, por eso es tan útil saber reconocer las falacias en la publicidad comercial, veamos cómo puedes hacerlo.
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¿Cómo identificar falacias en la publicidad?
En el 2019, de acuerdo a un estudio publicado en Statista, más del 80% de los consumidores sospechaban de los anuncios publicitarios que veían en sus teléfonos. Si tú también tienes tus reservas con los anuncios, y quieres aprender a identificar falacias en el marketing, querrás tomar en cuenta estos puntos:
- Las falacias en la publicidad no tienen pruebas reales que soporten sus argumentos.
- Apelan mucho a factores emocionales, y no aportan hechos o datos.
- Todos los tipos de falacias parecen verdaderos a simple vista, pero colapsan ante un análisis profundo.
- Tienden a ser exageradas.
¿Son las falacias realmente las mejores amigas de la publicidad?
A estas alturas está claro que la percepción de la publicidad es bastante negativa, esto lleva a que muchos asuman que todo anuncio es una falacia. Una creencia que no es reciente, ya en el siglo XIX, Stephen Leacock, escritor y economista canadiense, definió la publicidad como “la ciencia de apresar la inteligencia humana lo suficiente como para quitarle dinero”.
La publicidad, cuando apela a los insights de los consumidores, puede ser tan poderosa que parezca una falacia, pero no es más que persuasión.
De hecho, David Ogilvy, considerado uno de los mejores redactores publicitarios de la historia, insistía en que la publicidad tenía que ser honesta:
“Nunca escribas un texto publicitario que no querrías que leyera tu familia. No le dirías mentiras a tu esposa. No se las digas a la mía. Has como quisieras que hicieran contigo. Si dices mentiras sobre un producto, te atraparán…”.
Una vez que lo consideras, notarás que la palabra falacia puede ser inadecuada para referirse a lo que se hace en el marketing. Un texto persuasivo no miente, sino que usa técnicas para convencer al consumidor de comprar. Estas técnicas pueden ser realmente poderosas, pero no engañan a sus clientes.
Aunque las falacias en la publicidad todavía tengan un lugar, y ciertas compañías las sigan empleando, no son la norma. El mercado gira hacia un marketing mucho más inteligente, que estimula la compra de maneras ingeniosas, como estas plantillas de Instagram para la temporada de ventas.
Un anuncio creativo, que conecta con su audiencia, es más poderoso que cualquier falacia, y por eso no dependerá de argumentos falsos ni de trucos para conseguir ventas. Puede que todavía tenga mala reputación, pero la publicidad ha evolucionado mucho, aunque a veces no lo parezca.
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